Me enfado si pierdo

Uno de los comportamientos más comunes en la infancia es el enfado, sobre todo cuando se pierde. Es lo que se conoce como frustración.

Para trabajar con ella, lo primero que debemos hacer es trabajar las emociones que se sienten. En este caso, pueden ser rabia y enfado. El pequeño, debe comprender tales reacciones, e identificarlas. Saber que lo que está sintiendo, tiene un nombre, y que también lo siente el resto de personas.

Un recurso muy útil es trabajar con el libro del Monstruo de colores. La lectura del cuento, además de ser un buen motivo para pasar juntos, permite de una forma simplificada y muy llamativa, explicar a los más pequeños cada emoción (alegría, tristeza, rabia, calma y miedo).

Por otro lado, se debe trabajar la identificación de cada reacción emocional. Para ello, podemos hacer uso del termómetro. Se deberá trabajar la consciencia de nuestro comportamiento a partir de lo que sentimos. Simplemente, se puede apuntar qué es lo que sucede cuando estamos contentos y, conforme va aumentando el enfado.

Cuando ya hemos identificado nuestro enfado, debemos volver a la calma. Un recurso muy útil planteado, es la técnica del semáforo. Antes de desbordarnos (ya hemos identificado en el paso anterior, que estamos a punto de llegar a la zona roja del termómetro), debemos parar (luz roja del semáforo). A continuación, debemos volver a la calma, para buscar la mejor opción de respuesta o comportamiento acorde a la situación. Para calmarnos y relajarnos, podemos usar el recurso del molinillo, para enseñar a los más pequeños a respirar.

Ahora que estamos calmados, podemos expresarnos de la mejor manera: ¡ALEGRARNOS POR EL OTRO!

El mensaje que se debe trasmitir, es que lo importante es pasárselo bien con los amigos, hermanos, primos, papás... ¡JUGANDO! Unas veces se gana, pero otras veces también se pierde, y perdiendo, la mayoría de las ocasiones se aprende a ganar.

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